2ª semana de Pascua - viernes



1.  Lo más seguro es que cuando se escribió el evangelio de Juan, la multiplicación de los panes estaba ya relatada por escrito, por lo menos, cinco veces (Mc 6, 33-46; 8.1-9; Mt 14,18-23; 15.32-39; Lc 9.10-17). Por eso cabe decir que, si el IV evangelio relata una vez más este episodio, sin duda lo hace porque quiere que los cristianos caigan en la cuenta (o se enteren) de algo que no está dicho en los otros relatos y que es importante. ¿De qué se trata?

2.  
La multiplicación de los panes le sirve a Juan para introducir el capítulo que dedica al pan del cielo y a la eucaristía. Pero, en el relato de los panes, Juan señala un detalle que puede pasar inadvertido, pero que es de importancia. Se trata de que este hecho singular ocurrió cuando "estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos". Esta fiesta era la más importante de la religión de Israel. Porque conmemoraba el acontecimiento de la liberación de Egipto. Los israelitas tenían la obligación de subir a Jerusalén para matar el cordero en el templo y participar en los ceremoniales religiosos, que duraban siete días.

3.  El evangelio de Juan señala que. cuando llega la Pascua, la fiesta religiosa más importante de aquel pueblo, Jesús no sube a Jerusalén, no va al templo, no participa en los ritos religiosos de su nación. Jesús se queda en Galilea, con los pobres, en el campo, en medio de la pobre gente que solo tiene panes de cebada, el pan de los necesitados, y además lo tiene escaso. Y así las cosas, la gran fiesta religiosa, para Jesús, es que los hambrientos coman hasta saciarse. Jesús "secu­lariza" la religión: la hace menos sagrada y menos solemne, pero más humana. Según Jesús, cuanto más humano es algo, por eso mismo es más divino.

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